En líneas generales prefiero no saber nada de los escritores o artistas. La persona normalmente me desespera o decepciona. Prefiero conocer las obras porque ahí creo que está el verdadero autor y no en su imagen o en la información que se transmite en los medios de comunicación sobre el escritor. Cela me caía bastante mal y creo que Cervantes me hubiera decepcionado como persona. Sin embargo, he disfrutado con La colmena y El Quijote.
Recuerdo que hablando con unos amigos de lo que me gustó la representación de Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez a la que asistí hace unos años en el Teatro La Latina de Madrid, uno de ellos me comentaba que no podría haber visto esa obra porque no soportaba el mal humor de su autor y recordó aquella frase escatológica tan conocida de Fernán Gómez y con ella me quiso resumir su personalidad y la valía de toda su obra literaria. Yo no conocí a Fernán Gómez y quizás me alegro: no me interesa su forma de ser sino su manera de actuar y escribir, su obra artística en general.
Pero admito que con Michel Houellebecq me había sentido hasta ahora influido por lo leído y escuchado de su carácter provocador y excesivo. Sin embargo, decidí leer El mapa y el territorio, narración con la que ha ganado el Premio Goncourt, y me alegro de haberlo hecho. He descubierto a un escritor inteligente y ameno y a un personaje, Jed Martin, complejo y desagradable pero que cae bien y que he llegado a comprender. Es una novela que satiriza el mundo del arte y la sociedad contemporánea. Un texto ingenioso y muy bien escrito. Houellebecq aparece también como personaje y su presencia provocadora impregna la novela de un halo especial, verosímil e inverosímil a la vez. Recomiendo esta novela y creo que me voy a animar a leer otras anteriores.
Después de leer tu entrada creo que voy a incluir el libro en mi lista de proximas lecturas. Gracias
ResponderEliminarAde
Hola Jofran,
ResponderEliminaraquí estoy de nuevo, después de un paréntesis en mis tareas internautas. Con esto del blog, había dejado de leer, de ver películas, de estudiar, de hacer ejercicio... y me he planteado que ya es hora de reorganizar de nuevo esta vida disoluta que llevaba, blogueando de un sitio a otro.
Hoy me estoy poniendo al día, y como siempre que leo tus entradas comparto absolutamente su contenido. El autor es el autor y la obra es la obra. O somos capaces de separar ambos conceptos o nos podemos perder auténticas maravillas.
Un saludo
Houllebecq siempre vuelve a los mismos temas pero el aura de vacío vital se encarna en 'El mapa y el territorio'como nunca, incluyendo su propio asesinato...
ResponderEliminar