Como estamos en una jornada de reflexión, he decidido recomendar un libro: Los esclavos de la soledad de Patrick Hamilton. No es la mejor novela que he leído pero me ha hecho pasear por unos callejones distintos del Londres de 1943, un espacio triste y gris que me ha capturado. Está ambientada en un país en guerra, en las afueras de la capital británica, pero sin bombardeos ni destrucción. Los combates parecen lejanos y los problemas son sobre todo personales: las miserias del ser humano, sobre todo. La protagonista, la señorita Roach, parece de carne y hueso. Es una mujer normal que simplemente sobrevive en una pensión mezquina, Rosamund Tea Rooms, con nombre de salón de té pasado de moda y que es en realidad un microcosmos, un símbolo de la soledad, la de los que intentan vivir en sus humildes habitaciones. Un relato que, sin embargo, me ha puesto de buen humor, porque juego con la ventaja de saber que de aquello se salió. Yo soy de los que creo que cualquier tiempo pasado fue peor, como Joaquín Sabina.
Otro aspecto que me atrajo del libro antes de leerlo fue que su autor, Patrick Hamilton, había sido prácticamente ignorado por el mundo literario tras su muerte. Era un ferviente comunista, admirador de Stalin, y un alcohólico enfermizo. Sin embargo, su prosa es, en mi opinión, sobria y envolvente. Como narrador británico que es, va al grano y sabe atraer al lector con el transcurrir de la vida de los personajes, sin más. Es curioso que antes de morir fuera muy conocido y gozara de gran éxito. Fue autor de obras de teatro como La soga o Luz de gas, adaptadas al cine por Hitchcock y George Cukor, respectivamente. En fin, un gran escritor menoscabado. Doris Lessing, la ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2007, ha dicho de Hamilton que "es uno de los grandes novelistas lamentablemente olvidados... Me sorprende que cuando se habla de los grandes escritores de los años treinta, de Auden o de Isherwood, etc., no se le mencione, porque Hamilton es mejor escritor que todos ellos."
Siempre me han atraído los perdedores.
Y ahora seguiré reflexionando mientras busco un nuevo libro, de alguien desconocido mejor, a ver si entre los olvidados encuentro respuestas a mis dudas.
Otro aspecto que me atrajo del libro antes de leerlo fue que su autor, Patrick Hamilton, había sido prácticamente ignorado por el mundo literario tras su muerte. Era un ferviente comunista, admirador de Stalin, y un alcohólico enfermizo. Sin embargo, su prosa es, en mi opinión, sobria y envolvente. Como narrador británico que es, va al grano y sabe atraer al lector con el transcurrir de la vida de los personajes, sin más. Es curioso que antes de morir fuera muy conocido y gozara de gran éxito. Fue autor de obras de teatro como La soga o Luz de gas, adaptadas al cine por Hitchcock y George Cukor, respectivamente. En fin, un gran escritor menoscabado. Doris Lessing, la ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2007, ha dicho de Hamilton que "es uno de los grandes novelistas lamentablemente olvidados... Me sorprende que cuando se habla de los grandes escritores de los años treinta, de Auden o de Isherwood, etc., no se le mencione, porque Hamilton es mejor escritor que todos ellos."
Siempre me han atraído los perdedores.
Y ahora seguiré reflexionando mientras busco un nuevo libro, de alguien desconocido mejor, a ver si entre los olvidados encuentro respuestas a mis dudas.
Gracias Jofran por tu recomendación. No conocía a este autor, pero las dos películas basadas en sus novelas me han gustado siempre. Lo pondré en la lista de pendientes a corto plazo. Tengo que intentar sacar un poco de tiempo, se me está acumulando el trabajo.
ResponderEliminarUn beso