He estado unas semanas sin poder dedicar ni un segundo al blog. La salud de la familia flaquea de vez en cuando. Pero hoy he decidido retomar este espacio que me ayuda al desahogo personal. El problema es que, cuando llevo tiempo sin escribir nada, me siento un poco bloqueado, sin ritmo. Se acumulan los temas y se confunden las ideas.
Me encuentro algo cansado y, encima, decepcionado por la dichosa Fortuna (ayer pude ganar 50.000 euros y ciertos sucesos cotidianos cambiaron mi rumbo y mi suerte). No me importa tanto como debería ya que no he perdido nada, estoy como estaba y afronto estas fiestas como vienen, con la mala cara de las últimas semanas y los bolsillos más vacíos gracias a la sustracción deliberada y rastrera de mi paga extra. Esto último me duele más porque sí era evitable y no era consecuencia del azar sino de mi trabajo con el que he cumplido como siempre, creo. Que por mí no quede.
Ahora miro mis cuentas como lo hace la UE o la agencia Moody's, con previsión y tendencia supernegativas. Si tengo menos ingresos, tendré que gastar menos y no podré invertir en regalos o dulces navideños y tendré que dedicarme solo a pagar mi soberana deuda y sin saber si el crecimiento será negativo, como dice De Guindos, o la caída también negativa como creo adivinar. Si hace un par de años nos hubieran contado todo este rollo no nos lo hubiéramos creído.
Ya sé que es un tema manido y que hay que buscar fórmulas de crecimiento y pensar en un futuro mejor, pero uno habla de lo que le preocupa y esto es lo que pasa por mi cabeza el día después del esquivo sorteo de la Lotería de Navidad y del ingreso de mi triste nómina. Otros ni eso podrán lamentar.
"O Fortuna / velut Luna / statu variabilis..." Carmina Burana.
Me encuentro algo cansado y, encima, decepcionado por la dichosa Fortuna (ayer pude ganar 50.000 euros y ciertos sucesos cotidianos cambiaron mi rumbo y mi suerte). No me importa tanto como debería ya que no he perdido nada, estoy como estaba y afronto estas fiestas como vienen, con la mala cara de las últimas semanas y los bolsillos más vacíos gracias a la sustracción deliberada y rastrera de mi paga extra. Esto último me duele más porque sí era evitable y no era consecuencia del azar sino de mi trabajo con el que he cumplido como siempre, creo. Que por mí no quede.
Ahora miro mis cuentas como lo hace la UE o la agencia Moody's, con previsión y tendencia supernegativas. Si tengo menos ingresos, tendré que gastar menos y no podré invertir en regalos o dulces navideños y tendré que dedicarme solo a pagar mi soberana deuda y sin saber si el crecimiento será negativo, como dice De Guindos, o la caída también negativa como creo adivinar. Si hace un par de años nos hubieran contado todo este rollo no nos lo hubiéramos creído.
Ya sé que es un tema manido y que hay que buscar fórmulas de crecimiento y pensar en un futuro mejor, pero uno habla de lo que le preocupa y esto es lo que pasa por mi cabeza el día después del esquivo sorteo de la Lotería de Navidad y del ingreso de mi triste nómina. Otros ni eso podrán lamentar.
"O Fortuna / velut Luna / statu variabilis..." Carmina Burana.
Oh Jofran ¿qué ha pasado con la lotería? Lo de la paga extraordinaria sigue siendo una aberración por muy manido que parezca que está.
ResponderEliminarEspero que esas dolencias familiares se vayan mitigando.
Un fuerte abrazo