Lo que siento me impide expresar lo que siento. Lo inefable es así.
Hay temas que debe uno tratar y, sin embargo, se teme tocar o son imposibles. Me duele hablar o escribir en estos casos porque pienso que cualquier cosa que diga es insuficiente, inexacta e incluso una falta de respeto.
Pero necesito desahogar mis sentimientos y pienso que no es imprescindible nombrar, concretar; no puedo, tal vez.
Hay amigos de distinto tipo. La amistad es difícil o fácil. Todo depende de quién es tu amigo, de su carácter, de la voluntad de serlo.
Hay personas que son amigos sin tapujos, sin hipocresía, sin dobleces; en cambio, hay otros interesados o falsos. Hay viejos amigos e incluso para toda la vida.
Hay amistades que necesitan el día a día, el contacto directo y otras que soportan la distancia y el tiempo. Tras meses o tras años se pueden retomar las conversaciones con un tono parecido y compartiendo las mismas complicidades y bromas.
Los medios de comunicación actuales me han facilitado las relaciones personales y he recuperado o mantenido amistades gracias a ellos, pero hay otras que no pueden continuar, que no pueden medrar, que solo se pueden recordar.
He tenido y tengo algunos amigos de verdad, se les reconoce mejor a ellos que a mí.
Sin embargo, que yo escriba aquí algo tan personal ha sido motivado por la marcha de uno de ellos, una marcha que imposibilita retomar charlas o abrazos.
Esta ausencia me ha examinado como ser humano, como amigo, como todo; y, en el fondo, por muy bien que haya querido reaccionar, he suspendido. Siento que no puedo estar a la altura de lo que recibí de él.
Ante las grandes tragedias, las de verdad, no hay héroes, solo hombres, seres contingentes, como todos ustedes.
Un nuevo abrazo, amigo.
Hay temas que debe uno tratar y, sin embargo, se teme tocar o son imposibles. Me duele hablar o escribir en estos casos porque pienso que cualquier cosa que diga es insuficiente, inexacta e incluso una falta de respeto.
Pero necesito desahogar mis sentimientos y pienso que no es imprescindible nombrar, concretar; no puedo, tal vez.
Hay amigos de distinto tipo. La amistad es difícil o fácil. Todo depende de quién es tu amigo, de su carácter, de la voluntad de serlo.
Hay personas que son amigos sin tapujos, sin hipocresía, sin dobleces; en cambio, hay otros interesados o falsos. Hay viejos amigos e incluso para toda la vida.
Hay amistades que necesitan el día a día, el contacto directo y otras que soportan la distancia y el tiempo. Tras meses o tras años se pueden retomar las conversaciones con un tono parecido y compartiendo las mismas complicidades y bromas.
Los medios de comunicación actuales me han facilitado las relaciones personales y he recuperado o mantenido amistades gracias a ellos, pero hay otras que no pueden continuar, que no pueden medrar, que solo se pueden recordar.
He tenido y tengo algunos amigos de verdad, se les reconoce mejor a ellos que a mí.
Sin embargo, que yo escriba aquí algo tan personal ha sido motivado por la marcha de uno de ellos, una marcha que imposibilita retomar charlas o abrazos.
Esta ausencia me ha examinado como ser humano, como amigo, como todo; y, en el fondo, por muy bien que haya querido reaccionar, he suspendido. Siento que no puedo estar a la altura de lo que recibí de él.
Ante las grandes tragedias, las de verdad, no hay héroes, solo hombres, seres contingentes, como todos ustedes.
Un nuevo abrazo, amigo.
Lo siento Jofran.
ResponderEliminarUn beso.
Laly