
Yo quiero pensar que triunfó el realismo del Homo sapiens frente a la imposibilidad de comunicación de los neandertales. Fue la primera muerte del romanticismo: seres marginados, decididos y fuertes que sucumben ante la posibilidad de organización gracias al lenguaje y a la praxis de los sapiens (menos fuerza pero más habilidad).
Los últimos neandertales desaparecieron en nuestras costas mediterráneas: huyendo del frío o del Homo sapiens, a cual peor.
Yo quiero imaginarlos como idealistas que no superaron la realidad, que no hablaron porque no les dio tiempo a ello, como los típicos perdedores.
Cuando veo ahora a ciertas personas también idealistas y en silencio o sin ser escuchadas, pienso en los neandertales y les digo: ¡qué poco os queda! La realidad de los bancos, la mentira y los mercados os arrasarán como el frío glaciar y la inteligencia calculadora de algunos Homo sapiens, de nosotros mismos.
Si lees este comentario habré ganado mi batalla con las tecnologías o el desconocimiento. Tu entrada me parece estupenda. Me deja una sensación dulce y amarga. Describes la cruda realidad desde el romantiscismo, los Neardentales..... Quizás siendo un poco utópicos no nos queda tan poco. Eso espero. Un Beso. Adela
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