
Lo último que he leído es El loro de Flaubert de Julian Barnes. Ya había disfrutado con Arthur & Clarke y no digo que fuese el libro que más me haya gustado, pero cumplió un objetivo doble: sorprenderme y ayudarme a descubrir a Arthur Conan Doyle como escritor y ser humano, y no como el creador de Sherlock Holmes. Con El loro de Flaubert me ha pasado lo mismo, pero su lectura me ha decepcionado. Una cosa es sorprender y otra dejarme con ganas de algo más. Tiene capítulos magníficos y originales como "El bestiario de Flaubert" y es tremenda la crítica a los lectores en "Los argumentos en contra", pero siempre echamos en falta la historia personal y más detallada del narrador, escondido o no tras su investigación sobre Flaubert. Tal vez, es eso lo que pretende Barnes. He leído libros mucho mejores, sin embargo, a veces prefiero textos que, aunque no sean obras de arte, te resulten simplemente atractivos o especiales. Vivimos una época literaria marcada por la reiteración, como tantas otras, y este aire extraño se agradece.
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