Aparte de tomar unos pintxos en Bilbao o San Sebastián y pasear por sus calles, he visitado algunos museos como el Museo Vasco (donde pude hacerme fotos con gigantes y cabezudos típicos de las fiestas bilbaínas) y, sobre todo, el http://www.guggenheim-bilbao.es/. En este último admiré su original edificio, pero me impactaron mucho más las obras del artista británico David Hockney. Lo conocía de oídas, sin embargo, admito que no había admirado ninguna de sus obras: sus paisajes, el vídeo arte, sus dibujos con ipad, la inmensidad de su trabajo y las variaciones sorprendentes sobre el mismo tema.
Me senté en una sala incluso a escuchar sus explicaciones sobre el trabajo que realizaba en ese momento y me pareció un tipo tranquilo que le sacaba provecho a una capacidad increíble de observación de la naturaleza y del mundo. La exposición lleva el nombre de "David Hockney: una visión más amplia".
Al mismo tiempo, este artista es conocido por otro asunto que me atrae también y que aparece en su polémico libro El conocimiento secreto. Se trata de la revelación del uso, desde hace siglos, de sistemas ópticos (espejos o cámaras oscuras) por parte de famosos pintores clásicos como Velázquez o Vermeer para realizar sus perfectas obras de arte.
En la actualidad, pocos artistas me llaman la atención. Salvo obras puntuales de algunos pintores o escultores y si exceptuamos a Miquel Barceló, que siempre me sorprende, el resto me parece que repite las mismas fantasías del surrealismo o del dichoso expresionismo abstracto. Normalmente, me coloco delante del cuadro o la obra y no siento nada. Me llega a preocupar muchas veces lo largo que es el pasillo de algunas galerías sin vida.
Esto no quiere decir que prefiera el arte realista o figurativo, al contrario, sino que creo que ya se ha hecho todo, que es casi imposible avanzar más por estos caminos artísticos. Bernini, Dalí, Picasso o Barceló expresan algo que me emociona, algo que he sentido de nuevo con David Hockney.
Cuando salí de la exposición, me acerqué otra vez a la Plaza Nueva de Bilbao a brindar por el artista con unos zuritos.
Al mismo tiempo, este artista es conocido por otro asunto que me atrae también y que aparece en su polémico libro El conocimiento secreto. Se trata de la revelación del uso, desde hace siglos, de sistemas ópticos (espejos o cámaras oscuras) por parte de famosos pintores clásicos como Velázquez o Vermeer para realizar sus perfectas obras de arte.
En la actualidad, pocos artistas me llaman la atención. Salvo obras puntuales de algunos pintores o escultores y si exceptuamos a Miquel Barceló, que siempre me sorprende, el resto me parece que repite las mismas fantasías del surrealismo o del dichoso expresionismo abstracto. Normalmente, me coloco delante del cuadro o la obra y no siento nada. Me llega a preocupar muchas veces lo largo que es el pasillo de algunas galerías sin vida.
Esto no quiere decir que prefiera el arte realista o figurativo, al contrario, sino que creo que ya se ha hecho todo, que es casi imposible avanzar más por estos caminos artísticos. Bernini, Dalí, Picasso o Barceló expresan algo que me emociona, algo que he sentido de nuevo con David Hockney.
Cuando salí de la exposición, me acerqué otra vez a la Plaza Nueva de Bilbao a brindar por el artista con unos zuritos.
el país mas bonito del mundo!!!!
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