Estoy pasando un final de agosto movido. Por un lado, mi ordenador me está probando: se apaga y se enciende a su capricho, creo que ha perdido la "cabeza" como el de
2001: una odisea del espacio. Fríamente me da igual, lo que intento es hacer una última copia de seguridad para salvar mis cosas antes del naufragio y la sustitución por otro mejor, si los recortes me lo permiten.
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Abrigo 6 |
Por otro lado, esta lucha cibernética se ha mezclado con mi propia experiencia vital donde de manera explícita se han unido también ficción y realidad. He visitado este lunes las verdaderas Cuevas de La Araña. Gracias al azar de internet y a este
blog me invitaron de la asociación "Yacimientos Arqueológicos de La Araña" a visitar las cuevas y el Centro de Interpretación. Estuve con el profesor Julián Ramos y el secretario de la asociación Modesto Pelayo en los yacimientos. La experiencia superó todas mis previsiones, el trato fue espectacular. Me dedicaron la mañana entera. Pude entrar en la Cueva del Humo y hasta con casco de espeleólogo en otras cuevas o abrigos. Conocían mi novela
El cráneo de la Araña y se mostraron, en todo momento, agradecidos porque hubiera utilizado las cuevas como parte del argumento de mi narración.
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Con el profesor Julián Ramos |
La realidad supera a la ficción y, aunque muchas veces lo he puesto en duda, algunas personas deben ser conocidas a esta distancia, a un palmo, para descubrir que merecen un respeto y reconocimiento mayor.
Parece mentira que a diez minutos de la ciudad malagueña, a dos centímetros de la carretera, se encuentre una fuente de conocimiento e información de nuestra historia y de la del ser humano, en general, tan poco divulgada para lo que contiene. Y no me refiero al trabajo científico y académico de estas personas admirables, entregadas y orgullosas, con razón, de lo que veíamos, sino al que deberían hacer las administraciones e incluso al mayor interés que podría mostrar la cultura local. (Todavía hay gente por aquí que critica a Picasso no solo por su obra sino porque desarrolló su trabajo en Francia y no en nuestra desagradecida patria).
Os animo a visitar las instalaciones. En breve, por ejemplo, se podrán realizar actividades en grupo para escolares. Merecerá la pena.
Lo mismo que en la conferencia sobre la Prehistoria en el Ateneo del año pasado, donde pude escuchar a Julián Ramos por primera vez, que me recordó a otros científicos insignes del siglo XIX, y en la que creí oír frases en francés desde las sombras del salón de actos; desde el interior de las cuevas tal vez percibí una llamada neandertal que se confundió con mi propio lenguaje, que me animaba a introducirme un poco más y perderme en mis verdaderas raíces prehistóricas. Tal vez exagere un poco, solo un poco.
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ResponderEliminarMe da envidia de la sana de tu momentazo personal y literario. Ver un sitio tan mágico y además acompañado por personas tan especiales es un lujo. Enhorabuena
ResponderEliminarTambién yo quiero darte la enhorabuena. Es todo un privilegio poder acceder a estos lugares, sobre todo con esa acogida que te dieron y con la suerte de poder conocer nuestra historia, tan lejana en el tiempo pero tan cerca físicamente, de mano de personas tan preparadas.
ResponderEliminarSiento lo del ordenador.